A partir de 2012 todas las lámparas que se comercialicen en la Unión Europea tendrán que ser de bajo consumo. Las ventajas de las bombillas de bajo consumo son indudables: consumen un 80% menos que las convencionales y ahorran, por tanto, otro tanto en términos de emisiones contaminantes.
Pero, ¿de qué metariales están hechas? ¿cómo funcionan?
En las bombillas CFL (Lámparas Compactas Fluorescentes), las más comunes de bajo consumo, una descarga eléctrica pasa a través de gas de argón que contiene mercurio, lo que genera luz ultravioleta. Esto, a su vez, activa la capa de la superficie interior de la bombilla, que emite luz. Esta capa incluye cinco elementos: cerio, europio, lantano, terbio e itrio que emiten luz roja, verde y azul y que nosotros percibimos conjuntamente como blanca.
– Argón. Constituye el 1% del aire, y su propiedad más curiosa es que no reacciona. Es completamente pasivo ante descargas eléctricas, independientemente de la fuerza de las mismas y prolonga la vida útil de las bombillas.
– Mercurio. Aunque el mercurio ess altamente tóxico, una bombilla de bajo consumo sólo contiene 3mg, una pequeñísima cantidad, pero hay que tener cuidado al desechar las bombillas utilizadas, especialmente cuando se rompen.
– Cerio. El óxido de cerio se utiliza eb convertidores catalíticos. Emite luz verde.
– Europio. Si usted piensa que un billete es falso, sométalos a rayos ultravioletas. La parte roja que ve proviene del uso del europio, que se emplea para impresiones especiales. Emite luz roja y azul.
– Lantano. Es un elemento químico que se utiliza en pantallas de televisión, lámparas florescentes y vidrios.
– Terbio. Es un elemento químico más raro e infrecuente que el platino. Una de sus propiedades más inusuales es que puede alargar o acortar su respuesta eb función de los distintos campos mágnéticos a los que se somete. Emite luz verde.
– Itrio. Utilizado en superconductores para conducir la electricidad sin que haya pérdidas de energía. Se usa en láseres y emite luz roja.
El interior de una de estas lámparas
Las lámparas fluorescentes CFL constan de las siguientes partes:
Tubo fluorescente
Se componen de un tubo de unos 6 mm de diámetro aproximadamente, doblados en forma de “U” invertida, cuya longitud depende de la potencia en watt que tenga la lámpara. En todas las lámparas CFL existen siempre dos filamentos de tungsteno o wolframio (W) alojados en los extremos libres del tubo con el propósito de calentar los gases inertes, como el neón (Ne), el kriptón (Kr) o el argón (Ar), que se encuentran alojados en su interior. Junto con los gases inertes, el tubo también contiene vapor de mercurio (Hg). Las paredes del tubo se encuentran recubiertas por dentro con una fina capa de fósforo. | ![]() | ||
Filamentos colocados dentro de los tubos de una lámpara CFL. |
Balasto electrónico |
![]() | Las lámparas CFL son de encendido rápido, por tanto no requieren cebador (encendedor, starter) para encender el filamento, sino que emplean un balasto electrónico en miniatura, encerrado en la base que separa la rosca del tubo de la lámpara. Ese balasto suministra la tensión o voltaje necesario para encender el tubo de la lámpara y regular, posteriormente, la intensidad de corriente que circula por dentro del propio tubo después de encendido. El balasto electrónico se compone, fundamentalmente, de un circuito rectificador diodo de onda completa y un oscilador, encargado de elevar la frecuencia de la corriente de trabajo de la lámpara entre 20 000 y 60 000 hertz aproximadamente, en lugar de los 50 ó 60 hertz con los que operan los balastos electromagnéticos e híbridos que emplean los tubos rectos y circulares de las lámparas fluorescentes comunes antiguas. | |
Elementos que componen el balasto electrónico. |
Base
La base de la lámpara ahorradora CFL se compone de un receptáculo de material plástico, en cuyo interior hueco se aloja el balasto electrónico. Unido a la base se encuentra un casquillo con rosca normal E-27 (conocida también como rosca Edison), la misma que utilizan la mayoría de las bombillas o lámparas incandescentes. Se pueden encontrar también lámparas CFL con rosca E-14 de menor diámetro (conocida como rosca candelabro). No obstante, existen variantes con otros tipos de conectores, de presión o bayoneta, en lugar de casquillos con rosca, que funcionan con un balasto electrónico externo, que no forma parte del cuerpo la lámpara.
El funcionamiento de una lámpara fluorescente ahorradora de energía CFL es el mismo que el de un tubo fluorescente común, excepto que es mucho más pequeña y manuable.
Cuando enroscamos la lámpara CFL en un portalámpara (igual al que utilizan la mayoría de las lámparas incandescentes) y accionamos el interruptor de encendido, la corriente eléctrica alterna fluye hacia el balasto electrónico, donde un rectificador diodo de onda completa se encarga de convertirla en corriente directa y mejorar, a su vez, el factor de potencia de la lámpara. A continuación un circuito oscilador, compuesto fundamentalmente por un circuito transistorizado en función de amplificador de corriente, un enrollado o transformador (reactancia inductiva) y un capacitor o condensador (reactancia capacitiva), se encarga de originar una corriente alterna con una frecuencia, que llega a alcanzar entre 20 mil y 60 mil ciclos o hertz por segundo. La función de esa frecuencia tan elevada es disminuir el parpadeo que provoca el arco eléctrico que se crea dentro de las lámparas fluorescentes cuando se encuentran encendidas. De esa forma se anula el efecto estroboscópico que normalmente se crea en las antiguas lámparas fluorescentes de tubo recto que funcionan con balastos electromagnéticos (no electrónicos). En las lámparas fluorescentes antiguas el arco que se origina posee una frecuencia de sólo 50 ó 60 hertz, la misma que le proporciona la red eléctrica doméstica a la que están conectadas. Fuente: Revista Entrelíneas (REE) , asífunciona.com y elaboración propia | ![]() |
1 Comment
nO maanchez que Buena critica