Los coches eléctricos de carga inalámbrica no son una fantasía. Ya hablamos de ello en un artículo hace unas semanas.
Desde que se empezó a hablar de los vehículos eléctricos se ha pensado que los usuarios deberían recargar sus baterías a través de una manguera unida a un dispensador o un surtidor de energía, pero esto puede cambiar antes, incluso, de que los coches eléctricos lleguen a ser comercializados.
La energética alemana E.ON está desarrollando la forma de cargar los coches sin cables. Se trata de unas placas de inducción que se instalan en el suelo y que transfieren la energía a la batería del vehículo sin ningún tipo de cable de por medio.
El sistema es aún más simple que el hasta ahora conocido, ya que las placas comenzarían a cargar la batería en el mismo instante en que el coche sea identificado por la placa, bien sea a través de códigos instalados en los vehículos (-RFID posiblemente-) o bien a través de una clave que el dueño debería introducir en el generador. Es decir, repostar será tan fácil como aparcar.
Recargar conduciendo
Este proyecto todavía está en pañales, pero desde E.ON se atreven a pronosticar que si se desembolsa la suma necesaria, es posible que en un futuro se instalen placas en semáforos o incluso en autopistas para que los coches se puedan recargar automáticamente mientras conducimos. Esto significaría que podríamos circular como los coches del Scalextric, recibiendo la carga necesaria en el mismo momento en el que la estamos gastando.
Pero este futuro parece todavía lejano, ya que para que se pudiera circular y recargar a la vez, las placas deberían estar estandarizadas y ser válidas para todos los vehículos, sin importar el fabricante, y eso depende de las empresas.
Otro extra más
Matthias Mahrt, responsable del proyecto, asegura que lo más probable es que los coches eléctricos lleguen al mercado con un sistema para repostar a través de cable y que los concesionarios ofrezcan a sus clientes la opción de integrar, como extra, el receptor necesario para este tipo de recarga. Así, al igual que elegiremos entre asientos normales o deportivos, podremos decidir incluir esta nueva tecnología. Según augura Mahrt, dicho extra podría costar al comprador unos 2.500 euros, aunque este precio es sólo una estimación, ya que el coste se abarataría o encarecería según el número de consumidores que lo solicitasen.
El proyecto, que se está desarrollando junto con la Technical University Braunscweig, se está testando en las instalaciones de la compañía, aunque los vehículos ya están circulando por las calles.
En este sentido, las placas han sido diseñadas para que cuando se coloquen en la vía pública no sufran desperfectos. De este modo, su refuerzo permitirá que no resulten dañadas por actos vandálicos de los ciudadanos o por un encuentro fortuito con animales.
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Analizaré con más detenimiento este tipo de puntos de recarga y publicaré un post sobre su eficiencia y funcionamiento de forma más detallada.
Fuente: El Economista , E.ON